Siegfried Rhein
Mar 1 2020Hipertensión secundaria – la forma atípica de la hipertensión arterial
La hipertensión arterial es bien conocida por su sutileza, tan es así que se le ha llegado a llamar el asesino silencioso, pues debido a la falta de síntomas, es normal que la gente que la padece no sepa que tiene la enfermedad. Sin embargo, este es el caso específico de la hipertensión arterial primaria o esencial, que es la que afecta a más del 90% de los hipertensos. Resulta importante aclarar que existe un subtipo de hipertensión, mucho menos frecuente que la hipertensión primaria, a la que se le llama hipertensión secundaria, la cual, al igual que la forma más común de la enfermedad, también ocasiona un daño gradual a nuestros órganos al incrementar la presión sanguínea, pero a diferencia de su contraparte mucho más común, resulta más difícil de diagnosticar y tratar.
La principal diferencia entre la hipertensión primaria y secundaria radica en la causa del aumento de la presión. En la hipertensión primaria la presión sanguínea se incrementa por la interacción de varios factores, entre los que se incluyen la mala alimentación, la inactividad física y la tendencia genética. La principal particularidad al momento de estudiar la enfermedad de cada paciente es que resultaría excesivamente complicado, caro e impráctico dilucidar qué tanto contribuye cada uno de dichos factores al aumento de la presión, de tal manera que en la práctica clínica resulta mucho más efectivo descartar cualquier otro motivo de incremento de la presión y diagnosticar la hipertensión como primaria. Sin embargo, existen algunos casos en los que este proceso diagnóstico simplemente no es suficiente y no es posible descartar algún origen atípico de la enfermedad, por lo que son necesarias más herramientas para determinar el tipo de hipertensión y cuáles serán las mejores medidas para controlarla. Son estos pocos casos los que se conocen como hipertensión secundaria.
Afortunadamente, desde la primera visita con un médico existen ciertos elementos que orientan el diagnóstico hacia una hipertensión secundaria. En primer lugar, la edad del paciente puede ser de gran utilidad, pues es bien sabido que la hipertensión primaria suele diagnosticarse en adultos entre los 30 y los 50 años de edad. Por ende, un aumento de la presión en un niño o un joven sería completamente atípico e indicativo de hipertensión secundaria. De igual manera, tampoco es usual que personas mayores de 50 años debuten con hipertensión, por lo que de igual manera debe inducir sospecha. Existe también la posibilidad de que una persona hipertensa presente de manera súbita un descontrol de su presión a pesar de llevar un tratamiento adecuado, o que una persona que originalmente se diagnosticó con hipertensión primaria no se haya podido controlar incluso con tres medicamentos antihipertensivos diferentes. Finalmente, existen algunas enfermedades de otro tipo que se asocian a presión sanguínea elevada, como lo son la preeclampsia o la apnea obstructiva del sueño, así como algunas malformaciones congénitas, enfermedades genéticas o tumores
Sea cual sea el origen de la hipertensión secundaria, si se resuelve el problema de base, la presión arterial regresará a la normalidad o al menos disminuirá considerablemente, lo que no ocurre con la hipertensión primaria, en la que el tratamiento antihipertensivo debe mantenerse de por vida. Ante un caso de hipertensión secundaria, el médico debe referir al paciente con un especialista para que se le brinde la atención pertinente. Dependiendo del tipo de hipertensión secundaria que se sospeche y de las características individuales de cada paciente se harán diferentes estudios diagnósticos de imagen y/o de laboratorio. Una vez determinada la causa, el paso a seguir será dar tratamiento específico para la enfermedad que está ocasionando el descontrol de la presión. Naturalmente, durante el curso de la enfermedad se podrán utilizar medicamentos antihipertensivos, sin embargo, no forzosamente se continuarán una vez resuelta, razón por la cual es de vital importancia que consultes a tu médico. De igual manera, se recomendará adoptar un estilo de vida saludable para facilitar el control de la hipertensión.
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