La violencia digital y la ley Olimpia: lo que necesitas saber para protegerte

La violencia digital es una forma de violencia que incluye prácticas como el acoso, amenazas, difusión de información privada sin permiso, la suplantación de identidad, entre otras, que ocurre a través de las Tecnologías de la Información y la Comunicación como redes sociales, correos electrónicos y plataformas digitales. Esta violencia tiene características particulares que la hacen especialmente dañina, ya que es inmediata, al poder ejercerse con un solo clic; es expansible, al llegar a muchísimas personas en muy poco tiempo; y es permanente, porque una vez que un contenido se publica, quien lo difundió pierde el control sobre él y lamentablemente en varias ocasiones puede ser descargado, reenviado y almacenado sin algún consentimiento, prolongando el daño a la víctima. Es por ello por lo que, aunque sucede en entornos virtuales, sus consecuencias son reales y profundas.

En México, la lucha contra la violencia digital dio un paso histórico gracias al activismo y la resiliencia de Olimpia, una joven que transformó una experiencia propia de injusticia en un movimiento social que logró cambiar las leyes del país.

La Ley Olimpia es un conjunto de reformas legales aprobadas en los 32 estados de la República Mexicana cuyo objetivo es reconocer la violencia digital como una forma de violencia de género y sancionar los delitos que atentan contra la intimidad sexual de las personas en medios digitales, como: Grabar, fotografiar o crear material íntimo de una persona sin su consentimiento o mediante engaño, así como, difundir, compartir, exhibir o comercializar imágenes, audios o videos de contenido íntimo sabiendo que no existe autorización, a través de cualquier medio tecnológico, mismas acciones con sanciones que pueden incluir desde penas de prisión hasta multas económicas. Desde su aprobación, la Ley Olimpia ha permitido que muchas mujeres denuncien la violencia digital con un respaldo legal que antes no existía. Además, logró que este tipo de agresiones fueran reconocidas oficialmente como violencia de género y que se fortaleciera la protección legal frente a amenazas, extorsiones y abusos relacionados con la difusión de contenido íntimo.

En conclusión, hablar de violencia digital es un acto de prevención y de poder, ya que conocer nuestros derechos nos permite poner límites, exigir justicia y acompañar a otras mujeres a evitar la normalización de cualquier violencia digital, no es culpa de quien la sufre y no debe quedar impune. Informarse también es una forma de cuidarse y de amor propio.