Siegfried Rhein
Mar 1 2019Enfermedad pélvica inflamatoria
Las infecciones de transmisión sexual ocupan uno de los cinco primeros lugares de consulta con el médico de primer contacto, se ubican entre las diez primeras causas de padecimientos para el grupo de 15 a 44 años de edad. La Enfermedad Pélvica Inflamatoria (EPI) es una de las enfermedades infecciosas más frecuentes en la mujer en edad reproductiva; la mayoría de los casos de EPI (hasta 85%) son causados por patógenos de trasmisión sexual.
¿Qué es?
EPI es la infección del tracto genital superior en la mujer que puede afectar al útero, trompas de Falopio e inclusive ovarios; con mayor incidencia en mujeres con práctica sexual activa. Consiste en dolor abdominal bajo, flujo vaginal homogéneo y con inflamación en endometrio, trompas de Falopio o en uno o dos ovarios.
Causas
Esta enfermedad infecciosa es más frecuente en mujeres en edad reproductiva, se presenta cuando las bacterias suben desde la vagina o el cuello uterino e ingresan a los órganos reproductivos como el útero, las trompas de Falopio y los ovarios; la causa más frecuente es una infección de transmisión sexual (ITS) o infecciones derivadas de flora endógena.
Dentro de los factores de riesgo para padecer EPI se encuentran: sexualidad activa sin uso adecuado de métodos de barrera, creyendo que es suficiente el empleo de cualquier otro método de anticoncepción, corriendo el riesgo de contraer una infección de transmisión sexual, tener múltiples compañeros sexuales, presentar una deficiencia inmunológica o no tener una adecuada higiene de la zona genital, así como el uso del Dispositivo Intrauterino (DIU) como método de anticoncepción.
Actualmente no existe alguna prueba definitiva para poder detectar la Enfermedad Pélvica Inflamatoria, ya que el diagnóstico se realiza con la combinación de los antecedentes médicos de la paciente así como una exploración física y algunos resultados de laboratorio; dentro de las señales que pueden presentarse son: dolor en la parte inferior del abdomen, fiebre, flujo vaginal homogéneo y con mal olor, dolor o sangrado durante las relaciones sexuales, sensación de ardor al orinar o sangrado entre periodos, cualquiera de estos datos es razón suficiente para acudir al médico para una exploración física, ante el conocimiento de tener o haber presentado exposición a alguna infección de transmisión sexual, sea propia o de alguna pareja sexual, también es necesario acudir inmediatamente al médico.
¿Cómo prevenir una EPI?
La principal prevención de la EPI es evitar una infección de transmisión sexual, para ello deben tenerse prácticas, como: utilizar adecuados métodos de barrera, limitar el número de compañeros sexuales; mantener una adecuada higiene vaginal, así como concluir los tratamientos antibióticos prescritos para una infección cervical o enfermedad de transmisión sexual, cuidando evitar la práctica sexual hasta haber terminado el tratamiento y cuando el médico lo haya autorizado. La mejor prevención es la atención médica oportuna.
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