Dislexia

Un vecino o el primo de un amigo me dijo que mi hijo puede tener dislexia. En el trabajo tengo problemas al momento de leer o escribir, dicen que tengo dislexia; y ahora, ¿qué hago? Primero entendamos ¿qué es?:

¿Qué es la dislexia?

La dislexia es una discapacidad o trastorno del aprendizaje, que consiste en la dificultad al momento de leer, debido a inconvenientes para identificar los sonidos del habla y aprender a relacionarlos con las letras y las palabras durante una lectura; en pocas palabras las personas con dislexia tienen dificultad para leer con fluidez y sin errores, y comprender lo que leen.

Nota:

         1. El que una persona tenga dislexia, no está relacionado con el grado de inteligencia del individuo.

         2. El apoyo emocional también juega un papel importante para la persona que lo sufre.

         3. Leer y escribir letras al revés no significa que ya se tiene dislexia.

¿Por qué sucede la dislexia?

La dislexia, también llamada "discapacidad para la lectura", es una consecuencia de diferencias individuales en las áreas del cerebro que procesan el lenguaje, no tiene una causa específica.

¿Se cura?

No tiene cura ya que no es una enfermedad. Sin embargo, la evaluación e intervención temprana dan excelentes resultados. Hay casos en los que, por años, la dislexia no se diagnostica y no se identifica hasta la adultez, pero nunca es tarde para buscar ayuda.

Con una buena instrucción y práctica los niños con dislexia pueden alcanzar logros duraderos en lectura. Existen varios programas diseñados para los lectores que tienen dificultades; muchos de ellos usan lo que se llama un enfoque multisensorial donde utilizan la vista, el sonido y el tacto como vías de aprendizaje.

¿Cuáles son los primeros indicios que muestran que pudiese haber dislexia?

Puede ser difícil reconocer antes de que la persona empiece la escuela, pero algunas señales tempranas pueden indicar la existencia de un problema. El nivel de gravedad varía, pero el trastorno suele manifestarse claramente cuando el niño comienza a aprender a leer.

¿Se puede notar antes de ir a la escuela?

Si es posible, algunas características son la tardanza en comenzar a hablar, aprender palabras nuevas a un ritmo lento, tener problemas para recordar o nombrar letras, números y colores; invertir los sonidos de las palabras o confundir aquellas que suenan parecido.

¿Quién puede llegar a tenerlo?

Todos están expuestos, no importa el idioma, la raza o el género. Pero no es una enfermedad, sino una condición con lo que normalmente se nace; sin embargo, un accidente cerebrovascular puede dañar la parte del cerebro que se encarga de eso, y la persona puede empezar a tener dificultades o aparecer.

¿Cuándo debes consultar a un médico?

Si bien la mayoría de los niños están preparados para aprender a leer antes del preescolar o primer grado, los niños con dislexia suelen tener dificultades para aprender a leer en esta etapa.

Es muy importante acudir al médico para un diagnóstico preciso, ya que de acuerdo con las características mostradas podrán dar un acompañamiento adecuado, es decir, si el mayor problema se presenta en el sonido:

Consiste en un mal funcionamiento de la ruta fonológica. El niño hace una lectura visual y deduce en vez de leer. Por ejemplo, puede leer “mamdo” en vez de “mando” o “pazo” en vez de “bazo”. Los niños con este tipo de dislexia pueden leer las palabras familiares, pero les resulta difícil leer palabras desconocidas o palabras largas.

En la dislexia superficial, el trastorno se encuentra en el funcionamiento visual, leen utilizando la ruta fonológica. Los niños que la padecen no tendrán problemas a la hora de leer palabras regulares, pero sí al momento de leer palabras irregulares, por ejemplo, del inglés; y la velocidad lectora de estos niños disminuye cuando aumenta la longitud de las palabras, cometen errores de omisión, adición o sustitución de letras y suelen confundir palabras homófonas (un ejemplo sería abría o habría).

Y también hay casos mixtos.

Recuerda que cuando la dislexia no se diagnostica ni se trata, las dificultades para leer que se presentan en la infancia continúan en la edad adulta, y sobre todo, interviene un factor social que afecta a la persona que lo vive.